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Conducir embarazada exige tomar ciertas precauciones específicas, sobre todo, al comienzo y al final de la gestación

 

Conducir es una actividad habitual para gran parte de las mujeres embarazadas y, en principio, no entraña ningún riesgo adicional al de cualquier otro conductor al volante. Sin embargo, por las condiciones particulares de su estado, las gestantes deben tomar ciertas precauciones para que la conducción no sea molesta y para evitar posibles daños adicionales en caso de accidente cuando circulan.

Durante el primer trimestre

En el primer trimestre del embarazo, aunque no existen modificaciones extremas en el cuerpo de la gestante, es necesario prestar atención durante la conducción a «los síntomas de esa etapa del embarazo, como los trastornos del sueño, las náuseas y vómitos o el cansancio». Estas situaciones pueden desviar la atención durante la conducción y elevar el riesgo de posibles siniestros.

Por otra parte, el primer trimestre es la etapa con mayor riesgo de aborto y por tanto, es aconsejable intentar evitar durante este periodo circular por carreteras o terrenos demasiado irregulares, así como realizar maniobras bruscas al volante que puedan resultar agresivas para el embarazo.

Segundo y tercer trimestre

Durante las siguientes etapas del embarazo, es preciso atender a los cambios en el volumen del abdomen de la mujer embarazada, que pueden provocar dificultades en la conducción. Para disminuir los riesgos en este periodo, los especialistas aconsejan, entre otras pautas, incrementar la distancia entre el asiento de la conductora y el volante a medida que avanza el embarazo y elevar este, si es ajustable, a una posición más alta que el abdomen.

Esta medida de seguridad está destinada a proteger al bebé y a la madre de una posible lesión por la presión del volante sobre el abdomen en caso de siniestro. Es recomendable también para evitar que el airbag que se sitúa en el volante no se despliegue directamente sobre el vientre materno.

Cinturón de seguridad

Distintas investigaciones y estudios han demostrado la mayor incidencia de lesiones del feto e interrupciones del embarazo ante un siniestro de circulación cuando la madre no utiliza el cinturón de seguridad. Por otra parte, las gestantes que no usan este sistema de seguridad se exponen a lesiones en un accidente, como desprendimiento de placenta, ruptura del útero o hemorragia transplacentaria. Pero además de utilizarlo, las mujeres gestantes deben colocar el cinturón de seguridad del modo más adecuado a su estado.

Algunas de las pautas recomendables para que su uso sea lo más eficaz posible durante el embarazo:

  • Colocar la banda inferior del cinturón lo más baja posible y ceñida a la pelvis, nunca sobre el estómago ni el vientre.
  • La banda diagonal debe situarse entre los dos senos y sobre el esternón, hay que evitar que quede solo en un lateral. Su parte inferior se coloca alrededor del vientre, no por encima.
  • La cinta del cinturón no debe quedar holgada.
  • Algunos sistemas permiten que el cinturón colocado bajo el vientre no se desplace durante los trayectos en automóvil sin mermar la eficacia del cinturón.

Tres consejos para viajar en coche

  • Viajes largos: deben evitarse tanto durante el primer trimestre como en las últimas semanas, que son las de mayor riesgo. Es conveniente hacer un descanso cada dos horas para pasear y activar la circulación sanguínea.
  • Posición de la conductora: cuando la embarazada conduce, es recomendable que modifique la posición del asiento para mantener una distancia mínima de 20 a 25 centímetros entre el volante y el abdomen y aumentar la separación del airbag frontal.
  • En caso de accidente: aunque carezca de secuelas visibles o aparentes tras la primera impresión, es preciso informar del siniestro al especialista para comprobar que no hay daño interno.

Fuente: Consumer
Foto: Pequelia