Editorial

Por María Inés Maceratesi

Por cierto que este período de vacaciones se presta en gran medida a la observación, la contemplación y la reflexión. En esta actividad de observación de la realidad circundante, me encontré nuevamente reflexionando sobre cuál es la causa de que se produzcan tantos accidentes, incidentes o siniestros viales, el nombre del hecho no es relevante.

El caso es que siguen produciéndose muertes inútiles y discapacidades diversas en cuanto a su gravedad, tanto de conductores, habitantes casuales de un vehículo o varios, y peatones.

Lo que en primer lugar me pregunto hoy es: ¿quién es el responsable de esta situación, el hombre o la máquina?, y la respuesta pasa siempre por definir qué hombre o qué mujer está circulando por la calle hoy.

La máquina no tiene moral, no tiene ética, no tiene valores ni responsabilidades y menos aún, inteligencia y voluntad, dos atributos que sólo posee el ser humano.

Los fabricantes de vehículos construyen sus unidades para que el hombre/mujer vean facilitada su vida diaria pero, ahí concluye su tarea porque el resto, son medidas y acciones que desarrollamos los seres humanos y depende de cada uno llevarlas en su mochila cuando sale con su auto, su bicicleta, su moto o simplemente caminando.

Hablo, sin dudas, de una mochila virtual en la que debemos cargar esos elementos que permitirían minimizar, reducir o amortiguar las posibles consecuencias de los posibles problemas que enfrentamos en las calles, caminos y rutas.

El hombre/mujer, centro de cada accionar humano total, un ser humano que tiene la responsabilidad para consigo mismo y con los demás, de prepararse, formarse e informarse para su mejor desempeño como ciudadano.

Entonces comenzamos a hacer las distinciones, a diferenciar al hombre/mujer de la máquina, inclusive de la maquinaria estatal que es la que debe poner al servicio de las personas, todos aquellos elementos que los ayuden (no que lo sustituyan) para garantizar la salud y, en caso de un hecho vial, tener la posibilidad de sobrellevarlo con el respeto a la dignidad a la que todo ser humano tiene derecho.

Pero primero, como persona, tengo que saber que, aunque posea la mejor educación y esté en una posición económica privilegiada, debo salir a la calle en modo “cuidado”, “alerta”, con toda la atención puesta en lo que hago, desde subir o bajar de un transporte público hasta cruzar la calle poniendo en esa acción los cinco sentidos pero especialmente el sentido común.

Moderar la prisa y la tentación de cruzar la calle por cualquier lado sabiendo que debo hacerlo en las esquinas y aún así, poner atención porque nunca falta un conductor despistado que nos ignora.

Pero volviendo al  principio, nosotros, los seres humanos podemos discernir si hacemos tal o cual cosa pero la máquina no, una máquina no se mueve sola, hay que moverla, una norma no es un escrito, es un recordatorio de que hay que cumplir con ciertas reglas; una calle no es culpable de un accidente, somos nosotros los que  la mal utilizamos. Y así podríamos seguir enumerando hechos y situaciones donde la persona tiene que aplicar su educación pero sobre todo su capacidad de transformarse en un ser atento, empático y solidario, cosa que ninguna máquina podrá hacer, ni siquiera adosándole cada vez más elementos de seguridad.

Hoy creo que la seguridad vial pasa por saber que, sin educación general de calidad, priorizando en ella aquellos elementos que nos enriquezcan como personas y nos permitan conocernos a nosotros mismos, no podremos tomar conciencia y actuar en consecuencia.

Una persona bien formada se convertirá en una persona que incorpora conscientemente hábitos de cuidado hacia sí mismo y hacia los demás.

Ninguna máquina podrá hacer lo que nosotros hacemos pero sí puede obedecer a nuestras indicaciones. Primero el hombre/mujer, después la máquina, cualquier máquina, aunque no todas matan como un vehículo de dos, cuatro o más ruedas.  Más adelante, en un tiempo cercano, tendremos que desaprender todo lo incorporado para acostumbrarnos a los vehículos autónomos, pero para eso falta; de lo que no estoy segura es si actualmente estamos preparados para estos adelantos, deberíamos ir pensando y proyectando una seguridad vial en el futuro.

Hasta la próxima!!.