La gente que anda en bicicleta por Londres y otras grandes ciudades tiene niveles más altos de carbono negro en las células de sus pulmones, según una investigación realizada en Queen Mary, Universidad de Londres.

La investigación, que fue presentada en el Congreso de la Sociedad Europea de Enfermedades Respiratorias que se celebra en Amsterdam, sugiere que los ciclistas inhalan más carbono negro (o negro de carbón) que los peatones. El negro de carbón, un material producido por la combustión incompleta de los productos derivados del petróleo, puede provocar daño en los pulmones.

La combustión de carburantes fósiles resulta en la generación de grandes cantidades de partículas inhalables de hollín. Hay cada vez más pruebas de que la inhalación de esas partículas negras está asociada a una gran variedad de efectos en la salud, desde ataques cardíacos hasta reducción en la función pulmonar.

Los investigadores, bajo la conducción del profesor Jonathan Grigg, se propusieron identificar si la forma en que adultos sanos se trasladan a su trabajo afecta su exposición al carbono negro. Específicamente, trataron de comprobar la hipótesis de que los ciclistas, dada su necesidad de respirar más intensamente, están más expuestos al carbono negro que la gente que camina por la vereda.

Para comprobar esta teoría el estudio comparó la dosis pulmonar de carbono negro en ciclistas y peatones. Para medir la dosis los investigadores tomaron muestras de células macrófagas, que son las que ingieren material externo. Recogieron luego muestras de esputo de cinco adultos que se trasladaban diariamente en bicicleta junto con el de otros cuatro que caminaban. Ninguno de ellos era fumador y todos oscilaban entre los 18 y 40 años. Los resultados mostraron que en esta pequeña muestra, los ciclistas tienen 2,3 más carbono negro en sus pulmones que los caminantes. La probabilidad de que esta diferencia ocurriera por casualidad es inferior a uno en 100.

Fuente y foto: Revista Mercado