día de la seguridad vial 2018

 

Por María Inés Maceratesi

Ayer , 10 de junio, fue el Día de la Seguridad Vial y no quise caer en lugares comunes como desear feliz día por ejemplo, porque me pregunto qué sentido tiene desear feliz día cuando lo que, supuestamente estamos “celebrando” es una fecha en la que se recuerdan los muertos debido a la inseguridad vial.

Los argentinos tenemos una mala costumbre, a todo le dedicamos un día cuando que cada día debería tenerse en cuenta como único y como aquél en el que tenemos que poner lo mejor de nosotros para hacerlo un medio para mejorar las condiciones de vida y rectificar caminos y métodos.

En el día de la seguridad vial, consciente de que nada cambiará si no nos ponemos como meta el respeto y cuidado de la vida, me centré en las víctimas, en los muertos a causa de un siniestro vial y de las víctimas vivas –por llamarlas de alguna manera- que aún están sufriendo por la ausencia de sus seres amados, la mayoría por hijos que no llegaron a la madurez de su vida por causa de un conductor que por equis motivo, fue el causante de su muerte.

He leído detenidamente algunos testimonios de madres en en dicha situación y realmente se me congelaba el alma. Ya de por sí, dicen que la muerte de un hijo es el peor dolor que alguien puede sufrir, que es muy difícil recuperarse de ese dolor –quizá nunca- y de la orientación que han dado a sus vidas dedicándose a accionar para que a otros no les pase lo mismo que a ellas.

Estamos muy lejos de tener herramientas para acompañar a esas personas, buscar de implementar algo coordinado, en red, para aliviar en parte el dolor de esas personas que encuentran en una red social, lo que no les brindan desde otros lugares.

Ayer alguien decía que necesitaba abrazos y se conformaba con que fueran abrazos virtuales y pensaba por qué conformarse con eso si podría haber lugares de contención y acompañamiento.

Algunos tienen la suerte de contar con familiares y amigos que los acompañan en el dolor pero muchos otros no.

Por eso hoy, al día siguiente del día de la seguridad vial, y sin descuidar la prevención de los incidentes viales, sería muy bueno que también se contemplara la fase de contención, que es quizá la más urgente, difícil y necesaria porque conlleva la necesidad de consuelo permanente más asesoramiento a las familias para enfrentar instancias judiciales, hacerse cargo de gastos de sepelio y tantas situaciones más.

Y también quiero recordar a los que no murieron pero quedaron con graves secuelas físicas que les impiden movilizarse por cuenta propia, los gastos de rehabilitación que deben enfrentar y a veces no cuentan con dinero para hacerlo.

Hay mucho para hacer en este campo, hay mucha gente ocupándose de la prevención, de la información sobre las causas de los incidentes viales pero, aún hay muy pocos que traten  o se ocupen de la contención. Sé que es mucho pedir cuando aún no se ha tomado conciencia de la prevención, parecería que todo lo que se dice y hace debería surtir algún efecto pero no es así, sigue habiendo inescrupulosos que siguen conduciendo un vehículo cuando no son siquiera capaces de andar en un monopatín; basta salir con el auto para entrar en una montaña rusa en la cual se cruzan por todos los costados, los motociclistas y los usuarios de bicicletas como desafiando a la muerte, propia y ajena. Aún somos gente muy incivilizada y por lo visto, vamos camino de serlo aún más, de ahí que hay que insistir con la comunicación y las políticas públicas para tener herramientas para combatir tanta desidia y lograr que la calle sea  un lugar de convivencia pacífica.