10 de junio - dia nacional de la Seguridad Vial

La reflexión hoy me lleva por un camino diferente al de otros años. Escuché durante estos meses de 2016 a algunos expertos que ponen el foco en algún aspecto puntual de todo ese gran sistema que conforma el tránsito vehicular como ser:las vias de circulación,los factores de riesgo,las automotrices a las que cada vez se les exige mayor cantidad de elementos de seguridad pasiva, las actitudes de las personas como conductores, peatones, u otro vehículo, los elementos que pueden causar distracciones que terminan en un accidente. La lista es larga y algunos formadores se encuentran desanimados porque no es muy evidente el descenso de muertes por siniestros viales.

A esta altura podemos preguntarnos y replantearnos algunas soluciones no abordadas para concientizar a todos los actores sociales que interactúan en el sistema vial pero, si de algo no tengo dudas, es de que las cosas inanimadas no son responsables de nada nuestra intervención. Cada uno de nosotros en el rol que desempeñemos en el momento que estamos interactuando tiene una responsabilidad personal para con los demás.

Uno de los inconvenientes que vengo notando hace mucho tiempo es que, ante lo complejo de la circulación en veredas y calzadas, las personas circulan demostrando una gran falta de atención. Ejemplo: veo peatones que cruzan calles como si fueran indestructibles o como si depositaran toda la responsabilidad por su vida, a los conductores de vehiculos.

Se advierte también un gran desorden en las estaciones de servicio que están en las esquinas porque nadie respeta las entradas y salidas para cargar combustible e inclusive acortan camino atravesando las mismas a toda velocidad.

Las horas de entrada y salida de las escuelas es otro tema difícil porque nadie respeta los lugares para estacionar y al no encontrarlo, se agolpan en doble o tercer fila junto a los micros escolares, razón por la cual el nudo gordiano que generan entre los que quieren pasar y no pueden, es infernal porque allí comienza la violencia, los insultos y demás.

Otro factor que complica son aquéllos que manejan con la bocina del auto y, ante un atacasmiento, comienzan un concierto de ruidos infernales que generan más violencia. Por lo tanto, creo que hay un factor que complica todo como es el estrés que nos produce toda esa parafernalia que enfrentamos cuando abandonamos nuestro hogar para ir al trabajo, a la escuela u otro lugar y llegamos exhaustos. malhumorados y refunfuñando contra todo y todos con la consecuente repercusión en nuestra salud y en nuestras relaciones.

Día de la Seguridad Vial… más allá de su origen y la necesidad de mencionar origen y naturaleza de necesitar un día para hacer visible un gran problema, recordemos durante todo el año que este intrincado problema se solucionará algún día, cuando seamos civilizadamente responsables por nuestra vida y la de nuestros semejantes, cuando un policía que está haciendo alguna guardia en una esquina y vea un corte de calle, alguna manifestación, algo que impida la circulación, sea capaz de intervenir para solucionarlo en parte aunque no tenga una orden superior.

Y sobre todo, cuando los gobiernos generen políticas de estado y leyes modernas, adecuadas a cada ciudad y entiendan que no se termina allí el trabajo dado que los que no sean capaces de conocer, respetar y cumplir las normas, sean sancionados como corresponde.

Los peatones también deben ser multados cuando bajan del cordón de la vereda cuando no les corresponde hacerlo; en fin, son demasiadas cosas las que enumeré y todos las saben pero no viene mal recordarlas y pensar que si son tantas, algún hilo conductor deben tener entre sí, quizá uno pueda ser la creciente desvalorización de la vida humana pues si yo quiero mi vida la cuido, pero no tengo la capacidad de adivinar qué hará la persona que circula a mi lado o con la cual chocamos aún caminando por la vereda porque viene directamente hacia mí y si no me desvío, me atropella, cosa que me sucede a diario. Hay un nivel de desinterés y una costumbre de mirarse el ombligo propio que asombra como si uno tuviera más derecho que otro para hacer lo que se le antoja sin ponerse colorado.

Pero por suerte hay muchas personas que sí se preocupan por lograr una mayor concientización, enseñan a adultos y niños a respetar las normas de tránsito, generan creativamente actividades, hacen cursos, asisten a charlas, se involucran de alguna manera en la ayuda y participación ciudadana para paliar este flagelo que son las muertes en siniestros viales o los accidentados que luego tienen que vivir con discapacidades perdiendo, en muchos casos, parte de su vida tratando de recuperarse.

Hacia ellos va hoy mi agradecimiento y mi admiración, por no claudicar, por ayudar a tantas familias que quedaron destruídas por la muerte de familiares o amigos. Y por último, un llamado de atención precisamente a las familias, dado que el mayor número de afectados está entre los jóvenes, a que pongan en acto su rol de educadores para la vida, enseñando a sus hijos valores humanos y ayudándolos a evitar situaciones que los pongan en peligro. Sabemos que los adolescenten son los que más rechazan el cuidado de los padres pero creo que con el diálogo respetuoso y sin estarles encima sobreprotegiéndolos, se puede lograr mucho.