Los siniestros en carretera, que solo en América Latina y el Caribe se cobran más de 110.000 vidas anuales, ponen de manifiesto que la seguridad vial es una exigencia que la sociedad y gobiernos deben asumir en las agendas como asunto prioritario. Muestra de esta preocupación es la abrumadora asistencia de técnicos de todo el mundo al II Congreso Ibero-Americano de Seguridad Vial (CISEV), que desde ayer y hasta el viernes reúne en Buenos Aires a más de 1.300 expertos.
Precisamente en Argentina, donde la siniestralidad registra 8.000 víctimas al año, “la seguridad vial se ha convertido en asunto de estado”. Así lo recordó el Ministro del Interior argentino, Florencio Randazzo, que inauguró ayer el II CISEV, y que hizo un “llamamiento a todos los países de la región a unirse para adoptar medidas conjuntas”, como se ha hecho con éxito en Europa, lo que ha contribuido de manera decisiva a recortar drásticamente las cifras de muertos en carretera en los últimos años, especialmente en España y Portugal.
La creación de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), dependiente del Ministerio de Interior argentino, es fruto de la preocupación del Gobierno de este país, que ha tomado medidas encaminadas a disminuir la siniestralidad vial. La celebración del CISEV es un ejemplo más de su compromiso, que la ANSV ha organizado conjuntamente con la Asociación Argentina de Carreteras (AAC) y el Instituto Vial Ibero-Americano (IVIA), y con la cooperación del
Miguel Ángel Salvia recordó que en Latinoamérica 1.200.000 personas sufren heridas y cientos de miles quedan incapacitadas cada año como consecuencia de las colisiones y atropellos en la vía pública. Esta región padece una siniestralidad vial entre 10 y 20 veces superior a la del mundo industrializado y las pérdidas económicas, que en algunos países alcanzan hasta el 4,5% del Producto Interior Bruto, constituyen un poderoso freno para el desarrollo, además de constituir un claro factor de desintegración social. Por eso la Asociación Argentina de Carreteras está convencida de que el intercambio de conocimiento y experiencia es decisivo para aportar soluciones que mejoren la situación y las cifras tan alarmantes de Latinoamérica. La celebración del II CISEV es precisamente un reto ante este escenario, porque para Salvia “este tipo de foros concentra soluciones efectivas para paliar este drama humano”.
También para el Instituto Vial Ibero-Americano (IVIA) la celebración en Buenos Aires de esta segunda edición es un gran desafío, en el que se consolida la filosofía y retos del CISEV como foro técnico internacional, que nació en mayo de 2008 en San José de Costa Rica con la colaboración del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales de la Universidad de Costa Rica (LanammeUCR) y la asistencia de 350 técnicos.
Su Presidente, Jacobo Díaz Pineda, formuló tres peticiones clave para afrontar la lacra de la siniestralidad. En primer lugar pidió a los técnicos reunidos en Buenos Aires que aborden los problemas en las carreteras “libres de prejuicios y con el convencimiento de que, si existen accidentes, estos se podrían haber evitado. Porque los accidentes se pueden evitar”, recordó.
Díaz Pineda advirtió que, cuando ya estén adoptadas todas estas medidas -lo que se traducirá en una importante disminución de la accidentalidad-, podrán volver después a producirse ciertos estancamientos o repuntes de la misma. Entonces, llegado ese momento, “la solución para prevenir los accidentes o reducir sus consecuencias en caso de producirse se encontrará en la propia carretera”. El único pilar de la seguridad vial en el que se puede actuar para cambiar esa posible tendencia negativa es la actuación sobre la infraestructura: mediante la conservación y el mantenimiento de las vías, la incorporación de nuevas tecnologías aplicadas a la seguridad vial, la corrección de tramos de concentración de accidentes… etc.
Tras la apertura del II CISEV se inauguró la II Exposición de Seguridad Vial, en la que los más de 1.300 asistentes se han dado cita con instituciones y empresas de infraestructura, consultoras, proveedoras de equipos, tecnología y materiales, y donde hasta mañana se expondrán sus servicios y productos más innovadores.
Los siniestros en carretera, que solo en América Latina y el Caribe se cobran más de 110.000 vidas anuales, ponen de manifiesto que la seguridad vial es una exigencia que la sociedad y gobiernos deben asumir en las agendas como asunto prioritario. Muestra de esta preocupación es la abrumadora asistencia de técnicos de todo el mundo al II Congreso Ibero-Americano de Seguridad Vial (CISEV), que desde ayer y hasta el viernes reúne en Buenos Aires a más de 1.300 expertos.
Precisamente en Argentina, donde la siniestralidad registra 8.000 víctimas al año, “la seguridad vial se ha convertido en asunto de estado”. Así lo recordó el Ministro del Interior argentino, Florencio Randazzo, que inauguró ayer el II CISEV, y que hizo un “llamamiento a todos los países de la región a unirse para adoptar medidas conjuntas”, como se ha hecho con éxito en Europa, lo que ha contribuido de manera decisiva a recortar drásticamente las cifras de muertos en carretera en los últimos años, especialmente en España y Portugal.
La creación de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), dependiente del Ministerio de Interior argentino, es fruto de la preocupación del Gobierno de este país, que ha tomado medidas encaminadas a disminuir la siniestralidad vial. La celebración del CISEV es un ejemplo más de su compromiso, que la ANSV ha organizado conjuntamente con la Asociación Argentina de Carreteras (AAC) y el Instituto Vial Ibero-Americano (IVIA), y con la cooperación del
Miguel Ángel Salvia recordó que en Latinoamérica 1.200.000 personas sufren heridas y cientos de miles quedan incapacitadas cada año como consecuencia de las colisiones y atropellos en la vía pública. Esta región padece una siniestralidad vial entre 10 y 20 veces superior a la del mundo industrializado y las pérdidas económicas, que en algunos países alcanzan hasta el 4,5% del Producto Interior Bruto, constituyen un poderoso freno para el desarrollo, además de constituir un claro factor de desintegración social. Por eso la Asociación Argentina de Carreteras está convencida de que el intercambio de conocimiento y experiencia es decisivo para aportar soluciones que mejoren la situación y las cifras tan alarmantes de Latinoamérica. La celebración del II CISEV es precisamente un reto ante este escenario, porque para Salvia “este tipo de foros concentra soluciones efectivas para paliar este drama humano”.
También para el Instituto Vial Ibero-Americano (IVIA) la celebración en Buenos Aires de esta segunda edición es un gran desafío, en el que se consolida la filosofía y retos del CISEV como foro técnico internacional, que nació en mayo de 2008 en San José de Costa Rica con la colaboración del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales de la Universidad de Costa Rica (LanammeUCR) y la asistencia de 350 técnicos.
Su Presidente, Jacobo Díaz Pineda, formuló tres peticiones clave para afrontar la lacra de la siniestralidad. En primer lugar pidió a los técnicos reunidos en Buenos Aires que aborden los problemas en las carreteras “libres de prejuicios y con el convencimiento de que, si existen accidentes, estos se podrían haber evitado. Porque los accidentes se pueden evitar”, recordó.
Díaz Pineda advirtió que, cuando ya estén adoptadas todas estas medidas -lo que se traducirá en una importante disminución de la accidentalidad-, podrán volver después a producirse ciertos estancamientos o repuntes de la misma. Entonces, llegado ese momento, “la solución para prevenir los accidentes o reducir sus consecuencias en caso de producirse se encontrará en la propia carretera”. El único pilar de la seguridad vial en el que se puede actuar para cambiar esa posible tendencia negativa es la actuación sobre la infraestructura: mediante la conservación y el mantenimiento de las vías, la incorporación de nuevas tecnologías aplicadas a la seguridad vial, la corrección de tramos de concentración de accidentes… etc.
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