INFORME SEGURIDAD VIAL – CESVI ARGENTINA
En esta época del año se suman al tránsito local de Villa Gesell, Mar del Plata y Pinamar, 10.000 nuevos cuatriciclos. Sin embargo, el uso de estos vehículos no está controlado ni contemplado por la Ley de Tránsito. Conductores en su mayoría jóvenes, sin capacitación, sumado a la falta de control aumenta el riesgo de siniestros.

Cuando en 1994 se sancionó la Ley Nacional de Tránsito Nº 24.449, los cuatriciclos no fueron definidos ni categorizados dentro de los vehículos permitidos para circular en la vía pública. En ese momento no eran tan populares y estaban reservados para algunas tareas rurales o de competición, lejos del tránsito urbano. Con el tiempo, se fueron poniendo de moda y sus precios accesibles hicieron que llegaran a todos lados.

De hecho, hoy se los puede comprar en supermercados, casas de electrodomésticos o concesionarios, desde 4.000 pesos y a pagar en cuotas. Para tener una idea de la magnitud de este fenómeno basta sólo con observar cómo fue aumentando la importación de cuatriciclos en Argentina. En 2005 fue de 6.246 unidades; en 2006, 22.933, y, en 2007, 48.359.

El avance de los cuatriciclos asusta porque no hay normas comunes y el marco legal queda librado a cada municipio. Entonces, reina la disparidad de criterios. Para muchos no se les puede exigir a sus conductores ni licencia ni seguro, ya que no existe un marco que los regule; en algunos distritos se los iguala con las motos y se expiden licencias de conducir compartidas, en otros directamente se prohíbe su circulación en lugares públicos.
Desde el punto de vista técnico, y más allá de la cuestión legal, los cuatriciclos fueron diseñados para ser utilizados en superficies blandas (tierra o arena), nunca para superficies pavimentadas (rutas, autopistas o calles).

Tierra de nadie

Cada verano entre Villa Gesell, Mar del Plata y Pinamar, se suman al tránsito local alrededor de 10.000 cuatriciclos, vehículos que pueden pesar más de 200 kilos y alcanzar velocidades de 140 km/h. Es decir, 10.000 nuevos conductores que nadie controla ni sanciona, que no asumen el peligro al que se exponen a sí mismos y a los demás.
Menores manejando cuatriciclos de grandes cilindradas, conductores (en su mayoría) que no utilizan cascos e incluso más de dos personas a bordo. Hemos visto varias veces a parejas con hijos arriba de un mismo cuatriciclo o amigos que ven como una gracia viajar uno encima del otro.
Las consecuencias de esto son terribles porque el que maneja jamás podrá hacerlo correctamente y, en caso de impacto, todos los ocupantes saldrán despedidos, sin protección alguna.
El problema se agudiza ya que la gente, en vacaciones, suele liberarse y le cuesta atender las normas. Los padres no siguen de cerca a sus hijos. Por eso, es frecuente ver menores conduciendo cuatriciclos de día y noche.
En 1992, se intentó regular la actividad en Pinamar con una ordenanza municipal determinando los lugares en los que podían circular los cuatriciclos. Uno de ellos es la zona de La Frontera, un claro ejemplo del descontrol de los cuatriciclos, donde el tránsito es caótico y conviven con camionetas 4 x 4 y motocicletas, sin indicaciones, controles ni asistencia alguna.
Los pocos controles que se realizan en las ciudades balnearias no alcanzan. Si bien se suelen labrar multas, las malas conductas se repiten año tras año y, en consecuencia, también los accidentes. Falta una legislación unánime, control del estado y responsabilidad de los padres.


Criterios dispares

Al analizar la legislación vigente en nuestro país para regular la conducción de cuatriciclos, podemos advertir que existen criterios dispares. Por esta razón, aquí analizamos algunas disposiciones que están vigentes en diferentes ciudades.
La Comuna de Santa Isabel, en Santa Fe, aprobó recientemente una ordenanza por la cual se crea el Registro Municipal de Ciclomotores, Motos y Cuatriciclos, con el objetivo de tomar conocimiento de la procedencia de los mismos, incorporarlos al sistema de contralor, como así también para verificar las condiciones de seguridad de estos vehículos. Entre otras cosas, el titular
del vehículo deberá firmar una declaración jurada en la cual queda informado que debe utilizar cascos homologados por el INTI.
Por su parte, el Concejo Deliberante de El Calafate aprobó a fines de noviembre una ordenanza que autoriza el uso de cuatriciclos dentro de la ciudad, aunque deja sin legislar la edad mínima de los conductores.
En Comodoro Rivadavia, el subsecretario de Tránsito y Transporte de la Municipalidad, Mario Cabezas, señaló: “Hay gente que gana mucha plata y piensa que el mejor juguete para regalarle a un chico es el cuatriciclo. Son juguetes mortales. No vamos a exigir la legalización del cuatriciclo, pero toda persona que no tenga licencia y circule en cuatriciclo, irá al corralón”.
Esta declaración fue hecha en diciembre último luego de varios accidentes protagonizados por cuatriciclos en esa ciudad del sur.
Un buen ejemplo de lo que se debería hacer lo ofrece Mendoza. La Ley de Tránsito 6082/93 exige la obtención de un carnet especial de conducir conocido como Categoría A-4. Esta licencia (para mayores de 18 años) es abonada aparte del carnet usual e indica una instrucción especial para manejar cuatriciclos y motos de gran cilindrada. Además, hay circuitos especiales establecidos para circular con estos vehículos. Tienen que contar con seguro de Responsabilidad Civil Obligatorio y utilizar indumentaria adecuada: casco homologado, guantes, botas y lentes.

Como podemos ver, entonces, para poder efectuar controles y aplicar las sanciones correspondientes, con el fin de evitar que se produzcan accidentes con estos vehículos, es necesario contar con una ley clara y unánime que regule la conducción de los cuatriciclos en todo el territorio nacional. Lamentablemente, todavía falta mucho en esta materia.

Recomendaciones para conducir un cuatriciclo:

• Siempre utilice cascos homologados.
• No saque los pies fuera de los estribos.
• Evite las maniobras bruscas que puedan hacerle perder estabilidad.
• No transporte acompañantes porque no están diseñados para ello.

Fuente: Cesvi Argentina
Agradecimiento a: Soledad Bereciartúa